miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿Prozac? Aca esta, fluoxetina.

Y así es, la escuche decir. A ella.

Y la valorización al respecto fue, quiero que el arte, la cultura posea un valor, un valor trascendente. Me alegro escuchar esto, realmente.
Mi humilde pieza oscura, fagocitada por la humedad se ilumino y me dieron ganas. Mientras mi cuarto pretendía secarse y abandonar las manchas, recordé, sólo, en el final de aquella habitación.
La valorización postrera, de antaño, actual. La valorización de este mundo, el debe, el yo debo, el yo debería, pero nunca el yo quiero. Sujetos a cánones doctrinarios que priorizan la ecuación costo, beneficio, regalías, privilegios. La ecuación de la imagen, en este intercambio de relaciones humanas basadas, mas que nunca, en un mero hecho mercantilista. En donde la virtud descansa en la mera diferencia con el marginal, el débil, la otredad., y no en la capacidad. Y también, como esta otredad, en ocasiones, por su ceguera de pertenencia, se ve ostentando el discurso de su opresor. Los seres humanos, las personas, dejaron de poseer esta cualidad, y mutaron en "la gente", el consumidor. Y no dudamos, así nos desenvolvemos, cosificando a nuestros pares, y buscando algo de estos, que calme la ecuación en la cual nos adoctrinaron, y en consecuencia, tranquilizar también nuestras inseguridades con la aprobación de los mass media. Aunque en el discurso se ostenten otras banderas. En esta declaración se la estaba dejando de lado. Vamos la cultura. Y quise seguir escuchando aquello que me pareció tan particular, de ella, y asi fue, siguió. Y dijo: .."yo quiero que la cultura tenga un valor transcendental, como un rolls royce, no se..."

Yo tampoco quise saber, ¿para que?

El mono mata al mono por un pedazo de tierra, la ciencia es solo un dogma, y yo, ¿una vez mas? ¿Quien soy?


Mas que nunca aquel que se dirige a la cuidad del llanto, sin dolor, sin silencio y con una gota más de este inmenso mar.


Imbécil.


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