lunes, 21 de julio de 2008

Y ya son tres¿?

Hoy me han interrogado sobre esta fotografía, en un lapso no mayor de dos horas, en tres ocasiones. Decidí, entonces meditar un poco al respecto y, tratar de esbozar una respuesta acorde, no ligera como las que dí.
A ver, ¿que me genera esta imagen?
Padecimiento, soledad, tristeza, desamparo, valor.
Representa todo aquello que las personas desean ocultar, no admitir, lo subrepticio que se niega. Tal vez por temor, inseguridad, alarma de ser protagonistas de lo indeseado y ante esta adversidad lo mejor es negarlo.
Es la lepra del cielo que cargo en mis hombros, en mi pecho, en mi sentir.

Creo que es algo así, tal vez no esta del todo claro, pero me deja más conforme.

sábado, 5 de julio de 2008

No lo olvide, levita femenimo tu esplendor.

Se me hace imperante este recordatorio, yo tuve muy presente el dos de julio, tu imagen, tu presencia que hace palidecer a Roma, Paris, a cualquier amanecer,a cualquier momento. Creo que esta mas o menos claro, ¿no? Mi querida niña, mi estimado angel, mi apasionado demonio. En ocasiones no alcanza, ¿por que?
Igualmente es tiempo que lo vaya, junto con mi juventud y aquella elección, enterrando. ¿Why...?


Esto solo puede acontecer ahí...yo por suerte habito la isla de cocos, pobre gente, ¿no?






viernes, 4 de julio de 2008

Es increíble, pero pasa. ¿Me pasa?

Hoy, como en ciertas ocasiones el cansancio me desborda, utilizando palabras de Deleuxe, los flujos corren de un polo a otro, los valores se encuentran en constante movimiento y me traspasan, me desbordan, no los puedo contener, entonces, los dejo fluir. Mi temor radica en, ¿cuanto tiempo voy a lograr sostener esta situación de reboso, derrame, exceso?
Todo se hace más arduo en cuanto los "buenos" también profesan confusión. Todo radica en los códigos, en poder atravesarlos, develarlos o destruirlos. Quien lo logre, dejara circular los flujos y ya nada saldra de trayectoria.


El Ruiseñor


Me duele el corazón y un entorpecimiento soporífero me punza
el sentido, como si hubiera bebido cicuta,
o vaciado un narcótico lento hasta sus heces,
hace un minuto y hacia el Leteo me hubiese hundido
(...) desvanecerme lejos, disolverme y casi olvidar,
lo que tu entre las hojas nunca conociste,
el cansancio, la fiebre, y la impaciencia
de aquí, donde los hombres se sientan escuchandose gemir
entre sí, donde la juventud crece pálida y delgadamente espectral,
y muere, donde pensar no es sino estar lleno de pesares
y desesperanzas de párpados de plomo;
donde la belleza no puede mantener los ojos lustrosos,
ni el nuevo amor anhelarlos más que mañana...


John, keats, Sonetos Odas y otros poemas, Colección Visor de Poesía, Madrid 1995.





Aquello que nunca tuviste se ha marchado, entonces, ¿por que te marca tanto?