martes, 27 de mayo de 2008

Entre tantas estas vos, y yo, me abrazo a tu silencio que grita mi nombre.

Alejandra.

La Noche, El Poema.


Escribo con la ceguera desalmada con la que los niños arrojan piedras a una loca como si fuese un mirlo. En realidad no escribo: abro brecha para que hasta mí llegue, al crepúsculo, el mensaje de un muerto.

Hay palabras con manos; apenas escritas me buscan el corazón. Hay palabras condenadas como lilas en las tormentas. Hay palabras parecidas a ciertos muertos, si bien prefiero, entre todas, aquellas que evocan la muñeca de una niña desdichada.

Las muñecas son terribles. ¿Y por que no? Si lo es el animal, la piedra, el hombre. En el poema se desocultan las muñecas y otras cosas que son noche. El poema, la noche. ¿Conoces vos la noche?

La noche, pienso el silencio. La noche emerge de la muerte. La noche emerge de la vida. En la noche viven los faltos de todo.


Alejendra, Pizarnik, poesías completas, pag. 361, Editorial Lumen, diciembre de2003.


Las muñecas son difíciles, las mías son impías.
Alejandra, ¿vos hacia que cuidad marchaste?

sábado, 24 de mayo de 2008

Tiempo, ¿adonde vas? A un país muy verde en donde no hay cha-chas.





Luis. No se que decirte. No hablamos mucho, ahora, se que no...pero, quisiera encontrar palabras. A ver cual se puede apropiar de vos.



Amor,



entereza,



sacrificio,



perseverancia,



honestidad,



lealtad,



dignidad,



generosidad,



hijo,



hermano,



esposo,



padre.






Y te pido disculpas por no seguir indagando, revolviendo en las palabras, porque por más que intente seguir buscando alguna expresión, algún termino, algún vocablo se que no lo voy a dislumbrar. Al menos para mi, a mí me alcanza con Luis, y eso encierra una infinidad que no es perceptible a mis limitados sentidos, porque no se puede cuantificar en definiciones lo insondable. Vos fuiste ilimitado para conmigo, sin dejar de ser todo aquello tambien. Se que no esta del todo claro, así quiero ser, así soy, así suelen ser los sentimientos, confusos, desordenados. Y hoy quien sabe porque, no te lo dije, como siempre, aunque vos estes presto a escuchar, yo para bien, para mal te escribo. Luis sigo cansado, de abrir pupilas y solo encontrar abismos. Gracias por ser la luz que ilumina mi desolado resplandor. Hacia allí marcho.

domingo, 11 de mayo de 2008

Hace rato, hace.

Cansancio.


Si, es verdad. Cansado, ¿de que?
De las risas gastadas,
de los silencios que se asemejan a gritos,
de la imagen que sigue ahí dogmatica,
de mi Díos que no reza,
de mí Demonio que nisiquiera miente,
de la cura que se enferma,
del vilipendio que me ama,
del amor que me sofoca,
de los omnicientes que siempre dudan,
de la inseguridad de los convincentes,
de la solidaridad que nunca descanza,
de los olvidados que ya no claman,
de los famelicos y su jornada,
de mí lagrima fría y tan salada,
de los que rien y no les alcanza,
de mi memoria que olvida,
de mi juventud que envejece,
de tu nombre y de mi apellido,
de las aptitudes prestadas,
de vos y tu sequito filodoxo,
o era, ¿un filodoxo buscando conformar su sequito?
Cansado de vos y tu mirada,
cansado del silencio que no me habla,
cansado de mi respuesta que a veces falta,
cansado de la doctrina.
Cansado del miedo que esta instala.
Cansado, cansado, cansado,
...mientras tanto, sin detenerme en la imagen de
los ilustrados, voy a seguir cansado, pero
con la estampa con la que me gratifican los desesperados.
Para los hijos adoptivos del silencio y del tiempo perdido,
con ellos me encuentro, con ellos camino por el cuarto circulo.
Es ahí, en donde nos vemos, ciegos,
sin lágrimas,
porque ellas ya no corren,
sino que bajan
desde el cielo.
Cansado, Blas. Hace rato, hace.